Carro tirado por elefantes

El Camino de Aníbal

Jaén - Roma

18 de Julio / 7 de Agosto de 2003

 

Día 15 - Sestriere > Asti

Viernes, 1 de agosto de 2003

No me levanto hasta que estoy harto de dormir. Bajo entonces al salón del hotel. La 'prima colazione' estaba incluida en el precio y me propongo compensar con creces el suplemento que me habían endosado por la jeta. Cómo me pude poner aquella mañana. Arrasé a conciencia todo lo que tenía a mi alcance. A la hora de marcharme, la encargada del hotel estaba un poco avergonzada e incluso me ofreció pagar de su bolsillo la cantidad que me habían cobrado de más, pero la bollería italiana me había mejorado el humor y no me pareció bien aceptar su gesto. Salgo por fin a las 9:30 de Sestriere tomando la SS-23, sin saber aún si me esperaba alguna que otra sorpresa. Afortunadamente, a cien metros del hotel comenzaba una cuesta abajo firmemente empeñada en abandonar para siempre los Alpes. Estaba todavía muy tocado físicamente por la jornada anterior, así que me propongo alcanzar acaso Pinerolo, la primera ciudad de importancia, y tomarme la el día de descanso. Con este pensamiento distraigo la fatiga y me dejo caer sin tener que realizar apenas esfuerzo, atravesando pequeñas poblaciones un tanto míseras junto al Chisone y cruzándome con muchos ciclistas a los que les llegaba su turno de subir. Llego a Pinerolo relativamente pronto, y al sentirme más recuperado sobre todo mentalmente me pregunto, ¿por qué no intento llegar hasta Asti? Dicho y hecho, me pongo rumbo a ella. En Pinerolo, antes si quiera de tener que preguntar a ningún nativo, se me acercó un ciclista que para colmo de amabilidad me ayudó a atravesar toda la ciudad para dejarme en la misma salida en la dirección que buscaba. Me hacía falta hablar con algún aficionado, me vino bien su conversación y sus ánimos. Ya sólo tengo que subir los 'Apenini' para llegar a Roma, me dice, deseándome suerte. La mayoría de los italianos, sobre todo los abueletes, son extraordinariamente amables, siempre con una sonrisa y dispuestos a esforzarse para ayudarte, aunque no tengan ni idea de lo que les estás preguntando y lo que hacen muchas veces es liarte. En las afueras, siguiendo la S-663, carretera vecinal que me lleva a Buriasco entre campos de maíz, paro para contemplar la perspectiva de los Alpes. Estoy de mejor ánimo, para entretenerme canto las canciones de los dibujos animados de Marco.Asti-Piazza Roma Estoy en plena llanura del Po y ahora hay que tener cabeza para llanear sin desgastarse demasiado. Paso por Vigone y Pancalieri; cruzo el 'fiume' Po y llego a Carmagnola, el pueblo más grande que iba a encontrar antes de llegar a Asti. Allí busco un sitio para comer, pero no son tan numerosos ni mucho menos como en España. Entré a un restaurante, con la suerte de que el hijo del dueño hablaba español perfectamente. Me dice que el restaurante está aún cerrado, pero que pueden atenderme si lo deseo. Así me convierto en único cliente del restaurante, sentado junto a la mesa donde la propia familia del propietario come a su vez. Eso sí que eran spaghetti... Aunque hace calor, prefiero ponerme pronto en marcha para terminar cuanto antes la etapa. Salgo del pueblo tomando la S-20 en dirección a Poirino; allí me tomo una pequeña merienda y me aprovisiono de 'aqua naturale', para llegar por la S-29 a Villanova d'Asti y coger la superstrada SS-10. Esta carretera, equivalente a una de nuestras nacionales, no tenía excesivo tráfico y era prácticamente llana. Sólo me llevé un pequeño susto cuando a un camión, justo después de adelantarme, le reventó una rueda y casi choca con un coche que venía de frente. Llego a las 17:00 a Asti; no está mal hacer más de 140 km en una jornada de descanso. Pregunto dónde puedo encontrar un 'albergo' y me dirigen al céntrico Hotel Reale. Después de dar bastantes vueltas, encuentro el hotel, dejo la bici apoyada junto a su puerta y entrando al hall estuve a punto de volver a salir inmediatamente cuando vi el lujo con el que estaba equipado.Icono Via francigena Como no era excesivamente caro, me quedo. Vaya corte meter la bici entre las moquetas del hotel y desmontar las alforjas, completamente negras y grasientas, delante de la estirada rubia de la recepción. La rubia me dejó guardar la bici en una terraza y hasta le encasquetó un antirrobo para que me quedara más tranquilo. La habitación era una verdadera pasada, acorde con el resto del hotel. Descansé un buen rato al fresquito del aire acondicionado y repuesto, salí a callejear un poco. La ciudad es muy grande y horizontal, con trazas de haber sido importante en un tiempo pasado. Como estoy hecho polvo me limito a conocer algo del centro y orientarme un poco para buscar la salida que tomaría al día siguiente. Compro en un súper la cena y regreso pronto. Mientras ceno, me planteo los objetivos para los próximos días. Decididamente, descarto el zig-zag de las carreteras vecinales y opto por seguir con las superstradas. Sé no obstante que en algún momento deberé abandonar la llanura y escalar los Apeninos. Una opción es dirigirme a Génova y desde allí ir costeando hacia el sur. Otra opción es seguir la ruta interior, por las ciudades que recordaba que atravesaba la Vía Francígena.

Distancia: 141,35 Km Tiempo: 6:06:09 Vel. media: 23,16 Km/h
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