Carro tirado por elefantes

El Camino de Aníbal

Jaén - Roma

18 de Julio / 7 de Agosto de 2003

 

Día 14 - Gap > Sestriere

Jueves, 31 de julio de 2003

Me levanto temprano e inmediatamente me dirijo a la ventana: el suelo está completamente seco y el cielo, aunque cubierto, no amenaza lluvia. No puedo creerme la suerte que estoy teniendo, tengo la moral a tope y ya doy por hecho que por la noche dormiré en Italia. Salgo de Gap (735 m de altitud) a las 7:30 convencido de que iba a ser un paseo triunfal. Siguiendo la eficiente señalización que caracteriza a toda Francia, tomo la N-94 que me llevaría hasta la misma frontera. La frescura física y térmica de las primeras horas me acompañan hasta Savines-le-Lac, un lago precioso en medio de los Alpes. Desde allí, la carretera sigue el curso del Durance hasta Briançon. Paro para comprar un zumo y agua, aprovecho también para revisar la presión de las ruedas y poco a poco voy plegando mi ímpetu al ver cómo esta etapa no era ni mucho menos tan suave como la del día anterior. Esto cada vez se parece más a la idea que tenía de los Alpes y cada kilómetro parece más duro que el anterior. De vez en cuando unos paneles informan que había/estaba TRX la carretera que me llevaba a Italia... lo que faltaba para minar la moral, no saber qué leches pasará después de la paliza que me estaba metiendo, mira que como esté cortada la carretera y no me dejen los gabachos irme a Italia... se iba a armar el dos de mayo. A todo esto, a lo lejos se veía un incendio forestal avivado con las temperaturas tan excepcionalmente altas que sufría Francia, igual que toda Europa. ¿Acaso era eso lo del TRX? ¿Estaba cortada la carretera por culpa del incendio? Por fin entro en Briançon (1.326 m), no sin antes subir una serie de pronunciadas cuestas que la atravesaban. Cuando ya me creía fuera de ella, encuentro por fin una zona de restaurantes turísticos con menús asequibles junto a su histórica catedral. Tras comer, me dio un apretón que me obligó a dirigirme a toda velocidad al cuarto de baño, pequeño e incómodo como todos los que conocí en Francia. Mi estómago está revolucionado con tanto cambio de comidas y agua y no puedo evitar una larga y sonora protesta. Cuando salgo, más que avergonzado, puedo adivinar las risas del resto de los clientes. Salgo de Briançon y ya en la carretera descubro que TRX es la abreviatura de travaux (trabajos), es decir, que estaban parcheando la carretera y en algunos tramos había que pasar por turnos. Casi crujo al tener que superar un desnivel de más de 500 m en 10 km; me costó sudores pero después de todo, sabía que después de coronar el puerto, la etapa podía darse por concluida y bastaba dejarme caer hasta llegar a la primera ciudad italiana donde pudiera encontrar alojamiento. La subida tiene rampas muy duras y pocos descansos. Además, asciende serpenteando la ladera, de manera que ves la trazada de los coches que te acaban de adelantar y observas perfectamente cómo ganan altura rápidamente, lo que hace que se te encoja aún más el ánimo. Mientras asciendo, no puedo dejar de preguntarme cómo pudo Aníbal superar esta barrera natural con sus ejércitos de elefantes, hostigado además por los galos. Casi hasta el mismo puerto no se ve el final, el ansiado Col de Montgenèvre, Monginebro para los italianos (1.854 m). Me detengo en el puerto, pero al ver un monolito que nuestros vecinos han erigido en honor del mayor asesino del siglo XIX, decido darle la espalda y dejar cuanto antes la patria del chovinismo.

Frontera franco-italiana

Por fin cruzo la frontera, de la que hoy sólo queda un panel informativo. En todo mi viaje nunca me han detenido para pedirme la documentación, ni siquiera en las fronteras. Por fin estoy en Italia, la tierra prometida. En mis adentros ya daba por hecho el viaje, de ahora en adelante, a disfrutar. Nada de palizas como en los días precedentes, nada de cuestas interminables, nada de sufrimientos, sólo bastaba recoger la recompensa del esfuerzo realizado. En la frontera tomo la SS-24, prolongación de la N-94 francesa. Comienzo a bajar los Alpes disfrutando de la belleza de su vertiente italiana. Atravieso bastantes túneles, y me dejo caer hasta Claviere (1.760 m) donde paro a rellenar los botes del preciado líquido.

Claviere

Bajo más aún, llegando a Cesana Torinese (1.354 m), un pequeño pueblo turístico. Aquí tengo que elegir entre dirigirme a Oulx o Sestriere. Ambas quedan a 11 km, según me indica el plano. La primera río abajo y la segunda río arriba. Aníbal marchó a Oulx para después dirigirse a Susa y atacar Turín. Yo, por tal de evitar entrar a la populosa ciudad norteña, pongo rumbo a Sestriere. Total, son apenas 11 km y por muy duro que parezca en seguida llegaré, y merecerá la pena el esfuerzo a cambio de quitarse el tráfico que seguro me encontraré en las proximidades de Torino. Esta decisión casi me cuesta el fracaso de mi aventura. Preguntando en el pueblo, me recomiendan subir por una carretera vecinal en lugar de la moderna SS-23. Al principio me lío y acabo en un camping bastante cutre junto al río; tengo que dar media vuelta hasta el pueblo y por fin tomo la carretera correcta. El ascenso comenzaba suave, junto al río, si bien tras unos kilómetros llega a ser terriblemente duro, peor aún que el del puerto que acababa de dejar. Los 11 km sobre el plano se convirtieron en casi 14 km hasta llegar a 2.035 m de altura, con una pendiente media superior al 5% que sobrepasaban con creces algunos tramos. Aquella tarde renegué mil veces de la bici y de mi capacidad cerebral. ¡Si Aníbal se había ido por el otro lado sería por algo! Kilómetros y kilómetros y no se veía ninguna población a lo lejos, sólo casas rurales aisladas. Paso por antiguos campamentos militares, medio abandonados. Los nombres de las pequeñas aldeas que atravieso, como Bousson, Rollieres... recuerdan que esta parte de Piemonte una vez perteneció a Francia. Junto a la carretera, algunas pintadas con ánimos al querido Pantani evocan el paso de alguna etapa del Giro de Italia. Para colmo de desgracias, tras pasar por Sauze di Cesana empieza a llover. No me lo podía creer, había pasado del cielo al infierno en menos de una hora. Con los nervios a flor de piel, me pongo el impermeable y cubro las alforjas con un plástico que traía preparado para el evento y afortunadamente, apenas he montado el tinglado deja de llover. Estoy muerto, pero tengo que seguir para evitar que se me eche la noche encima. Algunas rampas me obligan a parar cada 50 metros... cuando ya me veía durmiendo al raso junto a la cuneta, por fin, doblo una curva y veo la ciudad.

Sestriere

No ha estado mal la broma de subir con alforjas primero más de 1.100 metros de Gap a Montgenèvre y de postre otros 700 metros de Cesana Torinese a Sestriere, todo el mismo día. Con las piernas casi temblando, llego sobre las 18:15 a Sestriere y me alojo en el hotel Biancaneve, en la misma entrada de la pequeña ciudad alpina. Es la última habitación libre que les quedaba, por lo menos en eso tuve suerte. Dejo la bici en un salón-comedor que me indican y subo para descansar. Por primera y última vez en este viaje tuve que abrigarme; la altura no perdona y a esas horas de la tarde hacía un poco de frío. Al salir, me comunican en recepción que se habían equivocado al darme el precio de la habitación, olvidando decirme que tenía que pagar un 'pequeño' suplemento... un ejemplo de la típica picaresca italiana. Lo que faltaba para rematar el día. Salgo soltando pestes del hotel, decidido en ir a los carabinieri y denunciarlos. Menos mal que me tranquilizo, son vacaciones, pienso, así que procuro olvidarlo y me dirijo al centro para comprar fruta y una tarjeta para el teléfono público. De vuelta al hotel, escribo en mi diario 'quiero volverme'. Estoy tan decepcionado que rompo todos los planos que había traído desde España sobre la Vía Francígena (ruta similar al camino de Santiago que va desde Canterbury a Roma), como un Hernán Cortés que quema sus naves, para quitarme de la cabeza cualquier aventura por caminos o senderos y llegar a Roma aunque tuviera que ser por autopista. Me acuesto y por primera vez no pongo el despertador. Mañana, día de descanso.

Distancia: 129,00 Km Tiempo: 8:45:00 Vel. media: 14,74 Km/h
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